Abel Azona estuvo seis horas comiéndose un Corán en Berlín. Unos meses después, en Madrid, permaneció 42 días encerrado en un espacio de seis metros cuadrados sin luz en una galería de Fuencarral. Y este invierno se ha hormonado y prostituido como travesti por las calles de Bogotá. Abel Azcona es el responsable de algunas de las performances más transgresoras del panorama artístico español y mundial, y llega por primera vez a Soria, y a Castilla y León, para presentar ‘The Shadow’, un trabajo sobre el abuso infantil.
La performance se llevará a cabo los días 21 y 22 de mayo en El Hueco (c/ Eduardo Saavedra, 38), gracias a la generosidad del artista y en colaboración con este espacio de coworking y la revista ‘Think SO’.
“Con ‘The Shadow’ pretendo dar voz a otros, a los abusados. Es muy duro, pero es una acción complicada y necesaria. Si explorásemos nuestros fantasmas, sería mucho mejor”, advierte Azcona.
‘The Shadow’ o ‘La Sombra’ es un proyecto artístico, diseñado y gestado por Azcona durante el invierno de 2014 y 2015 en Pamplona. Se trata de una investigación suya en torno al abuso infantil. Posteriormente desarrollada y performatizada por el propio Azcona (hasta 2016) en veinticuatro ciudades de los seis países europeos (Portugal, Italia, Inglaterra, Irlanda, Francia y España) donde en 1946 comenzó la labor del Opus Dei.
En 2002, la Organización Mundial de la Salud estimó que 150 millones de niñas y 73 millones de niños menores de 18 años experimentaron relaciones sexuales forzadas u otras formas de violencia sexual con contacto físico. En el año 2012 diversos medios de comunicación españoles relataron con informes especializados, que uno de cada cinco menores ha sufrido o sufre abusos sexuales, aunque solo se conozcan y se denuncien el 2% de los casos.
El espectáculo se compone de dos partes. Por un lado, una exposición con treinta historias de abuso y malos tratos, incluida la del propio Abel Azcona, y que construyen una pieza biográfica y crítica, empleando la fotografía, la instalación y el performance como herramienta catártica colectiva.
El segundo elemento es la presencia del propio artista. Azcona se sentará en un columpio y recibirá en otro columpio, al lado, como si fuera un confesionario, al espectador que quiera compartir su experiencia con él. La conversación será discreta y en voz baja, aclara Azcona.
La exposición podrá verse de 10 a 20 horas en el sótano de El Hueco. Azcona se columpiará allí de 17 a 20 horas, los días 21 (jueves) y 22 de mayo (viernes).
Contactos con Soria
“Yo fui a Soria con 16 años, a recaudar dinero por la calle. Fui con mis zapatos náuticos y mi ralla en el pelo. Dormimos en una especie de colegio mayor. Éramos una milicia de 120 jóvenes de países de todo el mundo. Conseguimos un pastón para un monumento contra el terrorismo”.
Años después pedimos colaboración para la serie ‘Vaginas Anónimas’. Se colaboró, tanto en la sede, como a través de una aplicación web anónima que se dispuso para la ocasión.
“El Arte Contemporáneo debe de ser crítico, social y político. Los temas de los que hablo los he vivido en primera persona. Sé de lo que hablo y tengo el derecho a hacerlo. No es una forma efectista de llamar la atención es una forma de hacer arte actual. La marca personal en arte también es necesaria., reclama Azcona”
“No soy un kamikaze. Soy un tipo que explora, pasando, tal vez, algunos límites, pero es que aquí se tienen muy cortos. Yo si hablo de dolor quiero experimentar el dolor y si hablo de prostitución quiero saber qué es y vivir la prostitución. Interesa lo real. Mi cuerpo es un laboratorio y puedo experimentar con mi cuerpo lo que sea”.